El otro día estaba en la sección de libros
de gastronomía de una biblioteca y me puse a hojear un libro de recetas.
Estaba escrito en alemán (no sé si existe la versión en
castellano) y no me fijé en el autor, sólo en las recetas. Me gustó y me lo
llevé para casa. Allí lo leí con más atención, y descubrí que el autor era Michel Montignac, el inventor del “método Montignac” para adelgazar.
Michel Montignac trabajaba como ejecutivo de una empresa
farmacéutica, y decidió investigar en el campo de la nutrición para tratar de
solucionar sus problemas de sobrepeso.
Viendo las recetas nadie diría que es un libro para
adelgazar. Sí es cierto que hace muchos platos en el horno que bien podrían hacerse
a la plancha o rehogados, por lo que reduce ligeramente la ingesta de grasa,
pero no son recetas para quedarse con hambre ni privarse de ciertos
alimentos. De hecho, hay recetas de
postres en las que utiliza crème fraîche o almendras, por ejemplo.
El método Montignac, resumiéndolo mucho, se basa en cambiar la forma o el “método” de alimentarse.
No restringe demasiados alimentos pues, según Montignac, el no poder comer ciertas cosas o
comerlas en muy pocas cantidades hace que la dieta sea un suplicio y se abandone.
El objetivo final es lograr perder peso y mantenerlo en el futuro. Él parece
ser que lo logró.
La verdad es que nunca he seguido una dieta de
adelgazamiento, por lo que no puedo opinar sobre este tema basándome en
argumentos propios, pero las recetas del libro me han parecido equilibradas,
sanas y nutritivas.
Estas milhojas de calabacín con mozarella se basan en una de
esas recetas, aunque yo he cambiado los ingredientes de la vinagreta. En vez de
ajo le he puesto miel de flores del bosque, que es ligeramente oscura. Pero
vale igual una miel clarita.
Hay que intentar cortar las lonchas de calabacín del mismo grosor para que se frían por igual. Aunque como veis en la foto a mí alguna se me pasó un poco de gordita, y nos la comimos igualmente.
Para 3 raciones se
necesita:
2 calabacines grandes, aceite de oliva virgen extra (AOVE),
sal, queso mozarella en barra, vinagre de Módena, miel, pimienta blanca molida.
Cómo prepararlo:
Lavar los calabacines y quitarles las puntas. Partirlos a lo
largo en lonchas de ½ cm de grosor. Poner AOVE en una sartén y freír las lonchas de calabacín.
Mientras, hacer la vinagreta con 1 cucharada sopera de
vinagre de Módena, 3 cucharadas soperas de AOVE y una cucharada sopera de miel.
Batir con un tenedor hasta que todos los ingredientes hayan ligado bien.
Según van estado fritas las lonchas de calabacín, ponerlas en
una bandeja con papel de cocina para que suelten el aceite sobrante, intentando
mantenerlas calientes.
Para montar los platos hacer lo siguiente: poner una loncha
de calabacín en un plato. Partir rodajas finas de mozarella, intentando que no
tengan nada del líquido del queso. Colocarlas sobre el calabacín, salpimentar,
y tapar con otra loncha de calabacín. Volvemos a poner encima rodajas de
mozarella, salpimentamos, y finalizamos con una capa de calabacín.
Batir un poco la vinagreta otra vez, y con una cuchara
verterla sobre las milhojas de calabacín y mozarella.
Como veis, es un plato sencillo y elegante a la vez, que
podría incluso hacerse un sitio en un menú de Navidad.
A la peque no le gusta el vinagre, así que a ella se lo
aliñé con un chorrito de AOVE.
¿Os animáis a hacerlo?
Que plato mas sencillo y a la vez estará riquísimo y con esa vinagreta delicioso.
ResponderEliminarHay tantos libros que debíamos de repasar a menudo pues hay muy buenas recetas escondidas en libros que igual tenemos en la estantería olvidado.
Saludos
Gracias por tu comentario. Y es verdad, de vez en cuando repasar la estantería de libros buscando alguna recetilla hace que descubras otra, y el descubrimiento es delicioso.
EliminarSaludos