En Basel ya hace frío. De hecho, el domingo por la noche
nevó en unas montañas que se ven desde casa.
Y por lo visto, ha nevado en muchos sitios de Suiza.
El frío y el
invierno se suelen relacionar con platos
calentitos y de cuchara. Así es como siempre nos lo han contado, y así es como
lo hemos interiorizado. Pero también es así como lo sentimos. ¿A quién no le
apetecen una buena sopa, una crema o unas lentejas cuando el termómetro está
cerca de los cero grados?
Los platos de invierno también se suelen relacionar con una mayor
ingesta de grasas, pues las legumbres, por ejemplo, suelen ir acompañadas de
cerdo en sus distintas variedades, y el cocido suele forma parte del menú semanal.
Todos ellos son platos muy
apetitosos y ricos, para qué negarlo. Pero también son platos muy energéticos.
Ayer leí un artículo que trataba sobre los alimentos que el
cuerpo necesita en invierno. Estaba firmado por la experta en nutrición Diana Probst. Según ella, en la mayoría de los casos no necesitamos una mayor cantidad
de energía en invierno. La grasa se convierte en grasa si no se quema. La
mayoría de nosotros realizamos trabajos sedentarios y nos pasamos un montón de
horas al día sentados delante del ordenador. Luego vamos al gimnasio o corremos
durante un rato al aire libre, pero no desgastamos más energía en invierno que
en verano. Y además, en invierno, solemos estar en sitios cerrados con calefacción. Diferente es el caso de las personas que trabajan a la intemperie
todo el día y que realizan un gran esfuerzo físico. Ellos sí pasan frío, y sí
necesitan más calorías en invierno, pues las queman.
Pero una cosa no quita la otra. Se pueden comer platos de
cuchara calientes y que aporten un nivel de energía adaptado a nuestro estilo
de vida: cremas de verduras, platos de legumbre con verduras o con arroz o
pescado, por ejemplo, son muy válidos.
Y buen ejemplo de ello es la receta de hoy.
Las lentejas no las he cocido en olla rápida esta vez, pues
mientras el rape estaba marinando las lentejas tenían tiempo de cocerse en una
olla normal.
Para 3 raciones se
necesita:
200 g. de lentejas (1 vaso de los de agua que le falte un
dedo), 350 g. de rape, ½ limón, sal, aceite de oliva virgen extra (AOVE),
orégano, tomillo, comino en polvo, pimienta negra, ½ puerro, 1 cebolla mediana,
2 dientes de ajo, 1 hoja de laurel, 1 tomate grande y 1,250 l. de caldo de
verdura (o agua en su defecto).
Cómo prepararlo:
Partir el rape en
dados (si no está partido ya) y dejarlo marinar durante media hora en 1 cuenco
con 1 cucharada de AOVE, el zumo de
medio limón, un poco de orégano, ½ cucharadita de moka de tomillo, pimienta negra recién molida y ½ cebolla muy picadita.
Mientras, picar la otra media cebolla y el ajo en daditos, y el puerro en rodajas finas. Cubrir el
fondo de una olla con un chorrito de AOVE, y cuando esté caliente, sofreír la
cebolla, el ajo y el puerro.
Cuando la cebolla y el puerro empiecen a ponerse
transparentes, rallar sobre la olla el tomate
y remover con una cuchara de madera. Echar el caldo de verdura y llevar a ebullición.
Pasado este tiempo, espolvorear con sal y echar en la olla el rape con el líquido de la marinada. Cocer otros 10 minutos más todo junto.
¡Qué aproveche!
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