lunes, 30 de septiembre de 2013

El cortapastas de colores


Me gusta que la peque entre en la cocina mientras estoy  trajinando. Le gusta oler los alimentos, saber si se pueden comer crudos o no, comer algo mientras lo estoy picando, y muchas veces se pone su mandil y me echa una mano.

Hace ya tiempo que le gusta preparar de vez en cuando unas “tapas” para la cena. Al principio le echábamos una mano pelando o cortando, pero ahora ya sabe hacerlo ella con cuidado.
Gracias a un regalo promocional de los quesos Mini Babybel ha descubierto una nueva forma de preparar las tapas. Y está encantada.  
El objeto en cuestión es un cortapastas de plástico, que está disponible en 4 colores diferentes. Lo tienen de promoción en Alemania, y viene con un “mini-folleto” donde te da ideas para hacer unos mini-sándwiches.

Aunque el regalo sirva a la empresa para hacer más caja, en este caso creo que los consumidores también nos podemos beneficiar. Es cierto que no deja de ser un cortapastas, pero el hecho de que sea de plástico y de colores, llama especialmente la atención de los peques, y hace que se despierte su curiosidad y su creatividad con respecto a la comida. Y, además, pueden preparar sándwiches del tamaño de ese queso que tanto les gusta. Y a lo mejor, hasta  descubren que les gusta algún alimento de esos que no quieren probar de ninguna manera.
Anoche, mientras yo preparaba una ensalada, y el papi unas tortillas, la peque hizo unas tapas de rechupete. Y hoy se ha vuelto a animar mientras yo preparaba unas espirales con salmón y salsa de eneldo.

Os dejo unas fotos que ella misma ha hecho de sus “tapitas”.


Como veis con pan de molde, tomates cherry y diferentes tipos de queso se pueden hacer cosas muy saludables y llamativas. 


¿Os animáis a cocinar con vuestros peques?

sábado, 28 de septiembre de 2013

Sopa de otoño naranja





Hoy en Basel hemos tenido una mañana muy otoñal: niebla, frío y mucha humedad; por lo que apetecía una sopa calentita. Aunque como dice el refrán: “Mañanita de niebla, tarde de paseo”.

Con la sopa de hoy hemos rematado la calabaza que no hacía falta pelar. Pero tengo la firme intención de hacerme con otra de estas. El no tener que pelar la calabaza hace que los nutrientes se conserven íntegros, pues muchos están entre la pulpa y la piel. De este modo, los platos que se preparan con este tipo de calabaza son mucho más nutritivos. Y además, se ahorra tiempo en la preparación de los mismos. 

Aunque con esto de pelar y no pelar las verduras hay una gran controversia en casa de los ecologistas. Una vez me comentaron que con la cantidad de pesticidas, herbicidas y demás "-cidas" que se utilizan actualmente en la agricultura, a muy largo plazo puede ser peligroso para la salud no pelar los alimentos. Hortalizas, verduras y frutas con la cáscara dura suelen absorber menos ese tipo de productos químicos, y aunque los absorban como se quita la piel no hay problema. Pero los que la tienen fina son más propensos a absorberlos, y se mezclan con los nutrientes.

Me dijeron que lo más recomendable era conseguir este tipo de alimentos en establecimientos que certificaran que no habían sufrido ningún tratamiento químico. Y la verdad es que me dejaron con la mosca detrás de la oreja. Así que, si no es un producto eco o bio, lo pelo, aún a riesgo de cargarme la mayoría de nutrientes; y si lo es, no.

Para 4 raciones se necesita:

200 g. de calabaza, 2 puerros medianos, 1 cebolla mediana, 1 diente de ajo, 3 zanahorias medianas, 1 patata mediana, 2 lonchas de jamón serrano, aceite de oliva virgen extra (AOVE), sal, 1 l. de agua, pimentón, hierbas provenzales.

Cómo prepararlo:

Quitar las pieles al ajo, la cebolla, la calabaza y las zanahorias, y picarlos en trocitos pequeños. Lavar los puerros, cuidando de que no quede tierra entre las capas, y quitarles la capa externa. Partirlos en dos a lo largo, y luego cada mitad, partirla a su vez en tres partes a lo largo también, picándolas después finamente. Picar las lonchas de jamón.
Cubrir el fondo de una olla con AOVE. Calentarlo y echar el ajo, la cebolla y el puerro. Cuando empiece a ponerse transparente, añadir el jamón. Remover con una cuchara de madera, y echar la zanahoria. A los 5 minutos, echar la calabaza. Remover y echar la patata pelada, tronchándola al cortarla. Añadir la punta de una cuchara de postre de pimentón y remover muy rápido para que no se queme y no amargue.
Echar el agua (tiene que cubrir las hortalizas y un poquito más). Dejar cocer 10 minutos, y añadir la sal y las hierbas al gusto. Cocer otros 5 minutos más, y ya está listo.


Tronchar la patata significa que empezamos a cortar el trozo de patata con el cuchillo, pero no cortamos hasta el final, sino que un poquito antes tiramos del trozo hacia nosotros, “tronchándolo”. ¿Por qué? Pues porque así soltará almidón por la parte que hemos tronchado, y espesará el guiso que estemos haciendo. Vamos, que quedará más rico.

¡Qué aproveche!

viernes, 27 de septiembre de 2013

TomTato: tomato & potato



Ayer, al leer la versión suiza del periódico “20 minutos”, llamó mi atención la foto de la portada. En ella se hacía referencia a una nueva planta, el “TomTato”, que la empresa de jardinería inglesa Thomson & Morgan comercializa a través de su web. Obviamente, se trata de un juego de palabras que han hecho uniendo “Tomato” y “Potato”, tomate y patata en inglés.

Aquí tenéis un vídeo de youtube en el que presentan la planta:

                               

¿Y a quién se le ocurrió la idea? Pues según un artículo publicado en “The Telegraph”,  a Paul Hansford, el Director del Departamento de Horticultura de la compañía. Cuenta Hansford que hace 15 años visitaba un jardín en Estados Unidos, cuando vio que alguien había plantado, en broma, una patatera debajo de una tomatera. Y se le encendió la bombilla: tanto el tomate como la patata pertenecen a la familia de las Solanáceas, por lo que son compatibles a la hora de injertarlas. Tras varios años dándole vueltas al asunto, hace sólo 3 empezaron las pruebas con una empresa holandesa que estuvo dispuesta a aceptar el reto, y ahora son capaces de producir hasta 34.000 plantas de TomTato al año.

Según cuenta el directivo en el artículo, el proceso para obtener una de estas plantas es muy laborioso: es primordial que ambos vástagos tengan el mismo grosor al hacer el injerto, el cual se unirá con una pinza de plástico que saltará cuando el injerto haya crecido. En ese momento, se trasplantará a una maceta de 9 cm. de ancho, y seguirá un proceso de crecimiento normal.

Cada planta se comercializa en la web de la compañía a un precio de £14,99 (17,83 €), y puede plantarse tanto en maceta como en terreno. Por ahora, sólo se comercializa en Gran Bretaña.
Según cuentan, la planta da más de 500 tomates cherry con un sabor más dulce que el de los tomates de supermercado, y con el punto justo de acidez.
La cosecha de patatas también es generosa, y son muy versátiles, pues se pueden utilizar tanto para hacer puré, como para freírlas, asarlas, o comerlas hervidas.

La empresa no ha querido desvelar  qué variedad de tomate y patata ha utilizado, pues teme ser copiada. No obstante, en algunos sitios del planeta este injerto ya se realiza con éxito desde hace unos años. Como bien dice la autora al final del artículo, en una cárcel keniata hace unos años ya lo lograron, y de ello se están beneficiando muchos agricultores de la zona, que han visto aumentada la productividad de su pequeña parcela de tierra.

Ojalá ideas como esta no sirvan sólo para tener el jardín más bonito que el del vecino, sino para mejorar la vida de muchos habitantes del planeta.

Y a vosotros, ¿qué os parece la idea de tener en una sola planta tomates y patatas?

martes, 24 de septiembre de 2013

Ensalada de aguacate y frambuesas




En Basel otra vez hace calor. Y anoche quería hacer alguna ensalada para la cena. Tenía una mermelada casera de frambuesas que Jorge, un amigo, nos había regalado (gracias Jorge, está buenísima), un par de aguacates y unas frambuesas que estaban diciendo “cómeme ya”.  Así que decidí probar a mezclarlos, a ver qué tal salía el invento. Y la verdad es que no quedó nada mal. 

Para 2 raciones se necesita:

1 aguacate maduro, 30 frambuesas, vinagre balsámico de Módena, aceite de oliva virgen extra (AOVE), sal, mostaza de grano entero (o a la antigua) y mermelada de frambuesa.

Cómo prepararlo:

Partir el aguacate en dos a lo largo. Quitar el hueso y la piel. Cortar la pulpa en lonchas a lo corto, poniéndolas unas sobre otras en forma de abanico en un plato llano.
Lavar las frambuesas con cuidado, y esparcirlas sobre el aguacate.
Para la vinagreta mezclar en un cuenco una cucharada sopera de vinagre balsámico con un pellizco de sal, y batir con la cuchara hasta que la sal se disuelva. Incorporar a esta mezcla dos cucharadas de AOVE, media cucharadita de postre de mostaza de grano, y media cucharadita de postre de mermelada de frambuesa. Batir con la cuchara hasta que todo esté perfectamente ligado. Verter  la vinagreta sobre la ensalada poco a poco con la cuchara.
Espero que os guste el contraste de sabores. A nosotros nos encantó.



lunes, 23 de septiembre de 2013

Crema de calabaza con parmesano rallado


Me encanta la época de las calabazas. Aparte de gustarme su sabor, la calabaza me gusta por la variedad de platos que se pueden preparar con ella: cremas, acompañamiento, primeros platos, postres…
Cuando vivíamos en Barcelona, hubo una época en la que compraba la fruta y la verdura en una pequeña tienda ecológica que llevaban dos hermanos. Hacías el pedido los lunes, y el viernes te traían lo que habías encargado. Recuerdo sobre todo las calabazas, las patatas, los albaricoques y las ciruelas. Sabían a lo que tenían que saber. La tienda duró poco. Una lástima. Pero conservo una foto de cada una de las calabazas que compré. Preciosas y riquísimas.
Hace un par de semanas, más o menos, empecé a verlas en los supermercados suizos. Pero yo me reservaba para el “Kürbismarkt”, el mercado de calabazas que el 14 de septiembre se iba a celebrar en una plaza de Basel. Tenía la fecha apuntada en mi agenda desde junio, así que no podía faltar.
Y no quedé defraudada. Había calabazas de todos los tamaños, tipos y colores. Algunas eran bastante parecidas a las que se suelen ver en España, pero otras eran rarísimas.
Me paré en un puesto, decidida a llevarme alguna. Vendían tres variedades, cada una especial para un tipo de plato. Yo la quería para hacer cremas, así que el matrimonio que las vendía (y que eran los que las habían cultivado) me recomendaron dos tipos, y me llevé una de cada. Dependiendo de la variedad duran de 3 a 8 meses. Pero en mi casa no van a durar tanto.


La mujer me explicó que una de ellas no hacía falta pelarla. Es la que en la foto aparece partida. Yo no las tenía todas conmigo. ¿Una calabaza que no se pela?  Aunque la verdad es que cuando tocabas la piel, era muy fina, casi como la del calabacín. Al final decidí no pelarla para hacer la crema, y no me he arrepentido del resultado. 


Para 3 raciones se necesita:
700 g de calabaza, 1 puerro grande, 3 patatas pequeñas, 700 ml de agua, sal, aceite de oliva virgen extra (AOVE), pimienta blanca y queso parmesano.
Cómo prepararlo:
Es recomendable tener la calabaza pelada y partida en dados no demasiado grandes cuando comencemos, pues lleva su tiempo. Y cuidado con el cuchillo, que la piel suele estar bastante dura.
Cubrir el fondo de una olla con AOVE. Mientras se calienta, lavar el puerro y partir la parte blanca en rodajas de 1 cm, más o menos.  Cuando el aceite esté caliente, echar el puerro y rehogarlo hasta que esté transparente. Incorporar entonces la calabaza troceada, y la patata también pelada y troceada. Es importante que todo tenga el mismo tamaño para que se cueza por igual. Rehogar un par de minutos, moviendo con una cuchara de madera.
Cubrir con agua. Poner a fuego fuerte hasta que empiece a hervir, y entonces bajar el fuego a un punto medio. Cuando lleve 10 minutos de cocción, echar sal y pimienta blanca. Dejar cocer un par de minutos más. Para saber si ya está cocido, coger un trozo de patata o calabaza con la cuchara de madera y partirlo con un cuchillo. Si el cuchillo se desliza de forma suave, es que está listo.


Triturar, echando más o menos caldo, según la textura que os guste. A nosotros no nos gusta muy espesa, así que le echamos bastante caldo.
Espolvorear queso parmesano recién rallado por encima. En casa, la peque y el papi también le ponen “barquitos” o picatostes.

¿Y a vosotros, os gusta la crema de calabaza?

domingo, 15 de septiembre de 2013

Rösti con queso de untar y salmón ahumado



Hace tiempo que tomé la decisión de compartir mis recetas en la red, pero la organización de una mudanza a Suiza retrasó la puesta en marcha del blog.

Como Basel es la ciudad que nos ha acogido a mi familia y a mí, la receta de hoy será un plato muy famoso por estos lares: el rösti. 



¿Y qué es el “rösti”? Pues es un plato originario de la zona suiza de habla alemana que se hace con patata rallada, y que se fríe como si se estuviera haciendo una tortilla de patata. Fuera de Suiza se le llama “torta de patata”.
En Basel le añaden diferentes ingredientes: panceta, bacon, queso fundido, hígado de ternera, cebolla… Y está buenísimo.

Yo, para darle un toque diferente, le he puesto queso de untar y salmón ahumado. Y las patatas que he utilizado son unas que no son harinosas, aquí las llaman “festkochend”, algo así como “firmes en la cocción”. Pero con las harinosas también queda muy bien.

La idea la he sacado del libro “Cocina de todo el mundo: 1000 recetas que combinan tradición y modernidad” que los Reyes Magos me trajeron hace casi una década. He cambiado la mantequilla por aceite de oliva virgen extra y la crème fraîche por queso de untar.

Para 3 raciones se necesita:

6 patatas medianas, aceite de oliva virgen extra (AOVE), sal, una tarrina de queso de untar, 200 g. de salmón ahumado y eneldo.

Cómo prepararlo:

Pelar y lavar las patatas, secándolas con un trapo de cocina limpio.

Rallarlas encima de una ensaladera, con un tamaño de rallador como el de la foto.



Para freírlas he utilizado unas sartenes especiales para hacer tortilla de patata que me traje de España. Lo que tienen de especial es que son más cómodas porque permiten voltear la tortilla o el rösti sin necesidad de utilizar un plato. Una tiene un fondo normal, y la otra tiene un fondo para cocinar a la plancha.
Cubrir con AOVE el fondo de la sartén que no es para cocinar a la plancha, y cuando está caliente (comprobarlo echando un poquito de patata) echar la patata rallada poco a poco, cubriendo bien el fondo de la sartén. Aplastar con una espumadera, y echar sal. Dejar que se haga a fuego medio. Si el fuego está muy alto se corre el riesgo de que la parte de abajo se queme, mientras que la intermedia  quedará cruda, y el rösti perderá su gracia.

Mientras la patata se hace (5-7 minutos aproximadamente), aprovechar para echar un poco de aceite en la otra sartén, y calentarlo. De este modo, cuando la torta esté hecha por un lado,  sólo se tendrá que enganchar esta segunda sartén sobre la primera, coger los dos mangos y girar las sartenes. A continuación retirar la sartén que ya hemos utilizado y poner la segunda sartén en el fuego para que se haga la torta por el lado crudo.
Si se utiliza una sola sartén, cuando la torta esté hecha por un lado, poner un plato llano más grande que la sartén encima de ésta y voltear. Calentar aceite en la sartén otra vez, y echar la torta con el lado crudo hacia abajo para que se cocine.

Cuando la torta está hecha, partirla en porciones para que cada uno le ponga lo que más le guste. En casa le hemos untado queso y encima hemos puesto unas lonchas de salmón ahumado. Se puede poner eneldo por encima, que va muy bien con el salmón. 



Y ya tenemos una cena deliciosa.

Si queréis ver en un vídeo cómo se hace la receta con mantequilla, aquí os dejo un vídeo elaborado por "El Cocinero Fiel"



¡Qué aproveche! O como dicen por aquí, En guete!