Había puesto unos garbanzos en remojo la noche anterior, y
pensaba hacerlos con panceta, pero en el congelador no quedaba. Así que
me puse a pensar con qué podía hacer yo los garbanzos. Vi el rape y pensé: “Si
los garbanzos con bacalao están ricos, pues con el rape seguro que también”. Y la verdad es que están buenísimos.
El sabor es mucho más suave que el del típico potaje con
bacalao, así que la peque, que no es muy amiga del pescado, no puso demasiados
reparos.
A diferencia del guiso de lentejas con rape, donde marinamos
el pescado en una salsa con hierbas y limón, este plato de garbanzos con rape lo vamos a
guisar con una salsa de tomate no
muy espesa.
Cuando hago salsa de tomate suelo triturar el tomate o lo
rallo antes de echarlo a la sartén, pues así tarda menos tiempo en estar listo.
Sobre lo de las pepitas y la piel hablaremos en otro momento. Pero yo las utilizo
prácticamente siempre.
Y habitualmente utilizo legumbre
seca, pues con las ollas ultrarrápidas el tiempo de cocción se reduce al
mínimo; pero si no tenéis tiempo o si habéis olvidado poner los garbanzos en
remojo (tienen que estar mínimo 12 horas), se pueden utilizar garbanzos ya
cocidos. Eso sí, escurrirlos bien del líquido que llevan, pues contiene mucha
sal. Algunas personas incluso los lavan con agua para quitarles los restos de
líquido. Lo dejo a vuestra elección.
El resultado es el que podéis ver en la foto: un plato de
cuchara saludable y muy apetecible para calentar el cuerpo en invierno.
Para 5 raciones se
necesita:
400 g de garbanzos secos, 1 hoja de laurel, comino en polvo,
agua, sal, aceite de oliva virgen extra (AOVE), 300 g. de rape, harina, 3
tomates medianos, 1 cebolla mediana, 2 dientes de ajo, unas hebras de azafrán.
Cómo prepararlo:
Poner los garbanzos
en remojo (con abundante agua) la noche anterior.
En la olla de cocción
rápida poner los garbanzos escurridos del agua de remojo. Cubrir con agua
hasta dos dedos por encima de los garbanzos (o el líquido que indique el libro
de instrucciones de vuestra olla). Poner un chorrito de AOVE, sal, una hoja de
laurel lavada y espolvorear comino. Cerrar la olla y dejar cocer el tiempo que indiquen las
instrucciones de la misma.
Mientras tanto, partir el rape en dados y pasarlos por harina.
Poner en una olla ancha (o una sartén ancha y de paredes altas) suficiente AOVE
para freír. Cuando esté caliente,
incorporar el rape y cuando esté frito dejarlo aparte sobre un plato con papel
absorbente.
En el aceite sobrante (si es mucho hay que quitar un poco, tienen que quedar unas 4 cucharadas más o menos) se hará la salsa de
tomate.
Picar fina la cebolla y echarla en la sartén con el
aceite de freír el pescado.
Mientras, rallar
los tomates. Cuando la cebolla empiece a estar transparente, incorporar el
tomate rallado. Dar unas vueltas con una cuchara de madera hasta que empiece
a burbujear, y añadir una cucharada sopera de harina. Remover continuamente para que
la harina no haga grumos, y verter un vaso y medio de agua sobre la salsa de tomate. Dar unas vueltas con la cuchara.
Machacar en un mortero
los dientes de ajo con dos pellizcos
de sal y las hebras de azafrán. Una vez machacado, poner en el
mortero dos cucharadas de la salsa de la sartén, e incorporar lo del mortero a
la salsa. Dar vueltas y dejar que hierva unos 15 minutos. Incorporar entonces a
la salsa el rape frito que habíamos apartado, comprobar que la salsa cubra el
pescado (sino, añadir más agua), y dejar hervir otros 5 minutos. La salsa no ha
de quedar muy espesa, sino más bien clarita.
Poner en cada uno de los platos los garbanzos que se
considere oportuno (escurridos del agua de cocción), y encima poner unos trozos
de rape y regar con la salsa de tomate.
Como veis, un plato
sin mucha complicación. ¡Qué aproveche!
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